23 abril 2021

Tradición y familia. Una charla con Amalio Vallés, fundador de Paiarrop.

PAIARROP PAIARROP

Amalio Vallés, el fundador y creador de los cimientos de Paiarrop, rememora cómo fueron los comienzos la empresa hace tantos años que ni siquiera es capaz de recordar una fecha exacta. El amor hacia el hogar y su mujer, el gran pilar de su vida, son la esencia de lo que nosotros somos hoy en día: tradición y familia.

Los orígenes de nuestra historia se remontan a aquellos tiempos en los que la vida giraba en torno al campo. Los tiempos en los que las tierras se labraban con animales y el sol marcaba las horas del día. El padre de Amalio era llauraor, como bien diría él. Se encargaba de trabajar los huertos que tenía en l’Alcudia, su pueblo, para sacar adelante a su familia y vender el género. Allí era conocido bajo el nombre de ‘Paiarrop’, todo el mundo conocía su amor hacia el arrop i tallaetes. El propio Amalio se preocupaba porque nunca le faltase un trosset de pà untado en este delicioso manjar. 

Amalio habla de este producto con muchísimo cariño, sus antepasados lo han vendido toda la vida, “por él hemos sacado todo esto”. Le extraña que actualmente no sea un dulce tan conocido, “antes se hacía en las casas, se comía mucho”, comenta. Recuerda lo diferente que era la rutina en aquellos momentos y la autosuficiencia de los hogares. No hacían prácticamente uso de sus carteras. Conseguían las verduras de sus huertos, comían la carne de los animales que tenían y la bollería industrial de los supermercados no existía, ellos disfrutaban con las propias golosinas que elaboraban sus madres: el pan de higo, las mermeladas, el arrop… 

“Mi mujer ha sido el gran pilar de Paiarrop”: Amalio Vallés, fundador de Paiarrop

 Y es que los productos tradicionales son los más naturales, “el arrop es una cosa sana”, nos cuenta. También s un gran defensor de los higos, le encantan. Lleva consumiéndolos desde la cuna, quizá es la clave por la que se conserva tan bien. 

Aunque admite que no le gustaría volver a esa época, “ahora se vive de lujo, ya no tienes que ir a por el tren, te vas a Valencia con el coche, vas, vuelves…”. Cuando comenzaron a comercializar sus productos, “antes de que existiesen las empresas y las cooperativas”, los vendían en las carreteras. Lo que conocemos como venta ambulante. Amalio recuerda entre risas uno de sus viajes a Madrid. “Claro, entonces no pedías permiso a nadie” y decidieron acomodar su paraeta en una calzada que resulta que estaba muy cerca de donde veraneaba el presidente del Gobierno de aquellos tiempos, Suárez. Por lo que varios policías se acercaron a pedirle que moviese el género a otro lugar. De hecho, sigue sorprendiéndose al contar esta historia “claro, ¿a dónde tenía que ir?”, finalmente los oficiales le indicaron otro lugar porque incluso ellos mismos conocían sus productos. 


Ahora los tiempos han cambiado completamente y su felicidad por lo que ha construido es completa, “nunca pensé que íbamos a llegar hasta este punto, me di cuenta de que los productos del campo en el pueblo no tenían valor. Pero si los llevabas a las capitales de fuera, sí”. Los dotes de visionario de Amalio le han llevado a que Paiarrop sea conocido en todo el mundo. Además, lo tiene claro, el éxito de sus productos reside en que “son completamente naturales, no llevan nada industrial. Los mojas con pan y això és mel”. 

El amor hacia nuestros orígenes y a la familia es la esencia de lo que somos. Amalio reconoce que el pilar que ha hecho posible que Paiarrop sea una realidad es su mujer. “Gracias a ella nunca nos hemos preocupado por nada”, comenta emocionado. Se conocieron en las fiestas de l’Alcudia y nada ha podido separarlos. Del matrimonio nacieron seis hijos, varios de ellos han tomado las riendas del negocio familiar. A pesar de que el COVID-19 les impida verse tanto como antes, Amalio nos ha confesado que los domingos siguen siendo días especiales, “vienen todos a por la comida y se van a casa”. 

Paiarrop reúne los valores y las inquietudes de Amalio, sus ganas de dar a conocer el sabor de l’Alcudia por todo el mundo sin dejar a un lado lo importante, el hogar. Como siempre se dice: “Hay que volver a los orígenes para encontrarse”, así es como nosotros hemos empezado a crecer.

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